Entrevista a Maribel Matilla, enfermera pediátrica, IBCLC y asesora de lactancia en Areola

Maribel Matilla participa en el XIV Congreso FEDALMA 2017 en la Mesa Redonda “Comunicación Profesional, también en lactancia”.

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“Es necesario estar bien informado y formado para evitar hacer daño; pero nuestra fuerza, la de las asesoras, es la escucha activa, y poner en palabras la emoción que lleva la madre dentro y expresa en el mensaje (en cómo hace) y favorecer que la “solución” la encuentre ella”

Maribel Matilla es diplomada en Enfermería, con la especialización en pediatría, y trabaja en atención primaria. Desde hace 5 años es asesora de lactancia materna en el grupo Areola (en El Prat, Barcelona). Se certificó como IBCLC en 2013. Es secretaria de ACPAM (Associació Catalana Pro-Alletament Matern) desde hace más de 10 años. Madre de 2 hijos.

Maribel, ¿qué falta por hacer en lactancia: ámbito de sanidad pública, voluntariado, asociacionismo profesional, IBCLC?
El equilibrio, que la lactancia no sea una acción de salud que dependa sólo de la voluntad de las personas, sino que haya una inversión seria desde las organizaciones sanitarias y no sanitarias, en formación, en investigación, en promoción y también económico. Que se le dé el verdadero valor que tiene en la vida saludable, prevención de enfermedades y mejora del nivel de salud en la infancia y vida adulta y en el PIB de un país. Desde un punto de vista reduccionista es de los pocos tratamientos que son gratuitos, y está disponible en todas las familias que van a tener una criatura. Se necesita un interés real en incluirlo en las líneas estratégicas de las políticas sanitarias, laborales, sociales y educativas.

Nos hablarás de comunicación, la importancia de cómo decimos las cosas para llegar a la destinataria de la mejora manera posible. ¿Por qué es importante cómo comunicamos?
Porque ofrecemos ayuda madre a madre, desde la vivencia y la experiencia. Porque cuando eres madre ya recibes demasiadas frases que te juzgan, te dicen lo que tienes que hacer, lo que no, y se suma la presión de la cultura y de tu propia historia sobre lo que se espera del concepto “ser madre” y siempre mirando hacia afuera. En los grupos se hace una mirada afectuosa, tranquila y con respecto, hacia dentro. No importa tanto lo que sepas, sino cómo esa información te afecta y la gestionas para conseguir tu propia decisión, vivida con respecto y de forma afectuosa con cada una.

¿Se deberían usar las mismas herramientas comunicativas en una consulta y en un grupo de voluntariado?
Por supuesto que no, el tipo de relación es diferente.
En primer lugar desde el punto de vista del motivo: a un profesional recurres con la confianza que te ayude a encontrar la causa del problema y las posibles soluciones y te acompañe en el proceso. En cambio, a pesar que muchas veces se recurre a un grupo porque los/las profesionales no sabemos suficiente o no se valora la inversión en tiempo para la lactancia, en el grupo buscas el apoyo en el día a día de la lactancia y la maternidad, los primeros días, el seguir insistiendo y consiguiendo una posición más correcta para no tener dolor, los comentarios , las dudas que surgen con las creencias y falsos mitos.
En el grupo escuchas opiniones y reflexiones de otras madres que te hacen conectar con las tuyas propias, se recibe buena información y se reflexiona con la diferente información que cada una recibe desde fuera.
Desde el punto de vista de la comunicación: el profesional, aunque maneje habilidades en este sentido, lo hace desde sus conocimientos y experiencia profesional, no hace una trasferencia con su vida y vivencias personales, porque entonces no podrá ayudarla. En cambio, el grupo conecta desde las emociones vividas y sentimientos que aparecen.

Danos 4 o 5 pinceladas para comunicar bien, para que los mensajes lleguen claros en un grupo de apoyo.
Escuchar, observar no sólo el mensaje sino lo que implica el mensaje (habla de ella y su pareja?, de la suegra, de su madre? De su mala experiencia con alguien, de su experiencia anterior? Se está cuestionando su propia valía, lo que se esperaba de ella, tiene un deseo pero siente que no puede hacerlo realidad porque los otros le piden otra cosa?, que quiere ella?) . Plasmar en palabras las emociones que expresa en el mensaje (lo que no dice, pero notamos que está sintiendo). No decir más de lo que necesita la madre en ese momento, y a poder ser, que lo puedan recibir de las otras madres, para evitar buscar en la asesora la que tiene la solución de todo. Porque la vivencia en alguien que sabes está en tu misma situación siempre es más potente. Cada madre encontrará su “solución”.
También es importante, no usar frases que ofrezcan juicios, ser respetuosa con sus opiniones y no dar tu opinión personal, al menos que ésta no sea la única información que des. A veces el reconocimiento de ese sentimiento puede ayudar si no hay otra vivencia similar en el grupo, pero no debe ser lo habitual.

Y en el centro de salud?
Observar, preguntar, escuchar no sólo el mensaje verbal sino el no verbal. Ayudar a expresar sus sentimientos, dar una devolución con todo lo que se ha detectado y dar información que le pueda ayudar a resolver. Esta debe ser, si es posible, breve, sin dar mucha información a la vez, que la pueda entender a poder ser respetando ritmos, y asegurándose que lo ha comprendido y lo va a cumplir. Sí no, se debería explorar porqué, responder a sus dudas y llegar a cesiones o pactos. Es necesario nunca ofrecer opinión personal ni experiencia propia de la situación como una posible solución.