Rosario «Charo» Sánchez-Escalonilla, Enfermera
Charo Sánchez-Escalonilla participa en el XIII Congreso FEDALMA dentro de la Mesa Redonda «Manos Amigas». Su ponencia trata del «Abuelas: del biberón a la lactancia».
“Las abuelas son objeto fundamental en la lactancia”
Rosario Sánchez Escalonilla González es enfermera y diplomada superior de Gestión de los Servicios de Enfermería en Atención Primaria por la Escuela Nacional de Salud. En relación con la lactancia materna, fue consultora certificada (IBCLC) hasta octubre de 2015, responsable del grupo de lactancia de la zona de salud de Fuensalida desde 1998 (en Fase 3D IHAN), miembro de la Comisión de Lactancia Materna del área de Atención Primaria de Toledo y responsable de la Comisión de Lactancia Materna de Fuensalida.
Entrevista
Participará en una mesa redonda llamada ‘manos amigas’ y se centrará en las abuelas que en su día seguramente dieron leche de fórmula y ahora son un referente para sus hijas y nueras. ¿Qué situaciones se dan con estas personas?
Son las mujeres de mi época, que todavía sigue coleando, y tengo que decir que entonces ni como mujer ni como profesional me enseñaron nada. Pasé todas las calamidades cuando di a luz a mis tres hijos. En el 81, 82 y 86 yo había terminado ya la carrera hacía unos años y no me enseñaron nada, por lo que estaba expuesta a lo que me enseñaran las profesionales, que tampoco sabían nada. Y no las culpo, era lo que había. Sangrado, molestias, inflamaciones, grietas y la poca baja que había, y te decían además que había que sufrir mucho. Siendo profesional, llegué a Atención Primaria y a Pediatría con los mismos conocimientos, había leído algún libro, que había pocos y poco profesionales. Empecé creyendo que era fácil y, como soy muy ‘cabezona’, me puse a estudiar. Aprendí gracias a que había mujeres generosas y a que había un grupo de referencia que era la Liga de la Leche; después, con mucha tenacidad fui metiéndome en este mundo. Todavía somos escasas y raras y he visto a muchas abuelas que no han hecho este recorrido y siguen con su experiencia que teníamos la mayoría, por lo que de pronto te encuentras con que no saben cómo ayudar y lo que hacen es consolar a sus hijas, diciendo que el biberón es maravilloso. Hay pocas abuelas que hayan hecho este recorrido, con lo cual he intentado desde la consulta ‘enganchar’ a estas abuelas y meterlas en el grupo para decirles que son tan importantes que sus hijas las necesitan. Son objeto fundamental en la lactancia. La madre y la suegra van a decir lo que ellas consideran normal, que es que el bibe es maravilloso y así no sufren. He visto fundamentalmente dos modelos: las que van a intentar ayudar con sus conocimientos y las que van a dejar que sus hijas exploren. Tenemos que meter a toda la familia en el tema, la mujer no puede quedarse sola.
¿Cómo es la relación entre abuelas y madres en ese sentido? ¿Cómo se siente cada una?
Es muy delicado, porque siempre partimos de “yo sé más que tú” y “yo te he criado y mira qué maja que estás”. Es una especie de aval, porque se sienten inferiores al no haber sabido. Hay mucho dolor que no se expresa y nadie reconoce que fue porque no tuvo apoyo sino porque era lo que había que hacer. A veces se respaldan en eso en la manada. Cuesta que se expresen, hay mucho dolor si la hija dice “déjame que lo hago como yo quiero”, y busca apoyos en otras partes. Muchas abuelas se plantean que esto de la lactancia es una modernidad y que su hija se cree que sabe más que ella… Ahí hay mucho dolor que se debería reconciliar en la preparación previa al parto, donde pocas veces se incluye a las abuelas: está el padre pero no el resto de la familia. Los abuelos no opinan porque no saben, el abuelo da por bueno lo que diga la hija, no es un tema que les afecte y, de hechos, no recuerdo ningún caso donde el abuelo se haya entrometido; pero las abuelas, desde el dolor y la sabiduría, imponen su criterio y cuesta trabajo que saquen la parte de dolor de no haber podido aprovechar ese momento.
De enseñar a dar el pecho de generación en generación a perpetuadoras de mitos. ¿Es así?
Cuando las abuelas son bastante mayores, si son bisabuelas, hay todavía recuerdos. Muchas madres de ahora se apoyan en la calle con gente así, muy mayor. Las abuelas de mi época intentan seguir imponiendo este criterio, en otros temas a lo mejor se han actualizado (los ordenadores, por ejemplo) pero no en lactancia. Hay mucho dolor de lo perdido porque muchas mujeres no demuestran eso que les ha producido ese molestar, sino que se agarran a lo que tenían: no tenía leche, se quedaba sin hambre… Pocas veces exteriorizan sus verdaderos sentimientos. Las mujeres tenemos que empezar a salir del armario, igual que otras cuestiones se ha salido, porque ese dolor de la mujer que no llega a conseguirlo también tiene que verse. Muy pocas tienen convencimiento a la hora de dejarlo, sino que la mayoría se ven abocadas, sin apoyo.
¿Qué puede hacerse para que esto no suponga un impedimento para la lactancia materna?
Hay algo que me funcionó muy bien, pero que lo dejé por tiempo: en las primeras visitas en casa, donde estaba todo el mundo, aprovechaba para una tertulia y para que cada uno viera su rol. A lo mejor no es estar sentada y coger al niño, sino hacer la comida, por ejemplo. Una madre lactante nunca ordena nada, si puede lo hará ella pero no mandará a nadie y esto tiene como consecuencia que nadie sabe qué hacer, así que todo el mundo quiere coger al niño. Ir a casa y repartir los roles es importante, y asistir a una clase de preparación al parto o a una de las consultas. Invitarlas viene genial, pero si están es mucho mejor porque ahí ves los conflictos y observas cómo se comporta, explicas cómo ayudar, la implicas de alguna manera… Una mujer no puede criar sola a un bebé. Necesita de la ayuda social, porque criar es muy complicado, no es sencillo y si no tenemos apoyo es fácil que caigamos. El grupo que va a estar próximo el tiempo que sea tiene que tener unos conocimientos comunes y respetar y apoyar a la madre.
Acaba de jubilarse, ¿seguirá vinculada a la promoción de la lactancia materna?
Creo que quien ha cogido mi sitio tiene que tener un tiempo y no quiero interferir, pero voy al grupo algunos jueves, me mandan casos excepcionales y vienen a casa y yo les atiendo; seguimos en contacto, por supuesto. Sigo interesada en la acreditación de la IHAN porque me quedé a las puertas, con la documentación de la fase 4 a la espera de que vayan a evaluarlo. Tengo ilusión por ver cómo se resuelve. Independientemente de la satisfacción de lo hecho, me gusta que lo que se está haciendo se vea. Y de este modo te comprometes a seguir actualizado, no solo unos profesionales sino todo el equipo, lo cual hace que todos participen, como en una familia.
¿Qué opina del congreso?
Me parece que participará gente muy interesante y creo que voy a aprender mucho. Si las madres están informadas, es positivo. Quiero recordar que no se puede hacer nada para las madres sin las madres.